6o día: camino hacia Vik

La Ring Road, una maravilla por sí sola. Dónde en una distancia de 1 hora encontramos maravillas como las catarata Seljalandsfoss y Skógafoss y de premio final la fabulosa playa negra, Reynisfjara.

Por la mañana nos levantamos y nos pusimos en camino. Hoy debíamos llegar a Vik, 1 horita de camino.

Primero de todo, comencemos por volver a visitar la catarata de Seljalandsfoss que, para mí, fue la mejor de Islandia.

Seljalandsfoss

Esta cascada está a 22 km de Hvolsvollur, continuando por la Ring Road 1, la veremos desde la carretera. El parquing actualmente es de pago.

Seljalandsfoss está en un entorno espectacular, en el que se combina el verde de todo el césped que le rodea, junto con el ruido de la caída de agua de unos 60 metros.

Lo que diferencia a ésta de otras, y lo que más nos sorprendió, es que hay un sendero por detrás de la cascada. Es impresionante pasar por él y ver cómo cae el agua y ves el paisaje a través de ella. Es emocionante, a parte de mojado!

Vista desde interior Catarata Seljalandsfoss

Skógafoss

Seguimos nuestra ruta hacia la que dicen que es la cascada más bonita de Islandia, Skógafoss.

Con 25 m de ancho y 60 m de caída, lo que más sorprende es el contraste del color oscuro de la arena de basalto con el verde del borde de la caída.

Si subes un sendero con 400 escalones, tendrás una vista desde arriba. Y a partir de aquí, hay una sendero de 20 km (8h ida) que va hasta el refugio Basar que dicen que vale la pena.

Skogafoss

Reynisfjara

Ya por la tarde llegamos a ver Reynisfjara, una fantástica playa de piedra negra que nos divirtió mucho. Y además, no había nadie, estábamos solos!!!!

Saliendo del parking, ya llegas a la playa siguiendo un pequeño senderillo.

Algo que impresiona son sus columnas hexagonales, llamadas Hálsanef, que se levantan junto al acantilado. Éstas son columnas de basalto que se forman a causa del enfriamiento repentino de una corriente de lava. Después, la lava es erosionada por el mar o por medio de algún glaciar, dando como resultado la formación de estos espectaculares pilares.

También podemos disfrutar de las vistas de los islotes de Reynisdrangar, que anteriormente formaban parte del acantilado, pero la erosión los dividió. Según cuenta la leyenda fueron trolls que en su empeño por arrastrar unos barcos a la orilla, no se dieron cuenta que amanecía y los rayos del sol los convirtieron en piedra

Nos gustó muchísimo rebozarnos por su arena negra, aunque la verdad es que hacía mucho aire y frío...